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Mi amigo, el juez


Los últimos días ando como extraviado, con problemas de interpretación,  veo cosas que no existen, me paso rollos "¿no será ya tiempo de volver con el siquiatra?" pero me resultaría más barato eliminar Netflix de mi televisor.

Sin embargo peor que yo está ese abogado con quien conversé la semana pasada, me dijo que no sabía que hacer ya que aunque conocía a los jueces, e incluso conversaba con ellos, igual le iba mal en las audiencias porque fallaban contra sus intereses.

Como encontré curioso que, siendo él un destacado abogado esgrimiría tal argumento, le pregunté si a lo que aspiraba era a que los magistrados fallen por amiguismo o, de frentón, como él se dice de izquierda piensa que con el triunfo del capitalismo, el individualismo invadió nuestras almas y,  hoy por hoy, ni la amistad vale la pena.

Debo decir que sin ser yo abogado también tengo de amigo un juez y, tal parece, es el único que me queda, porque los otros ya me olvidaron y al que creía más fiel, resultó peor que Brutus, como  no lo  veo hace mucho si lo encontrara en la calle no lo reconocería o, lo más seguro, es que él cruce a la vereda de enfrente para no toparse conmigo

Ayer se me ocurrió llamar a mi amigo juez, me contó que estaba en Santiago en un curso sobre responsabilidad penal de las empresas; con el fin de cultivar la amistad lo volví a llamar muy temprano hoy en la mañana para comentarle que encontraba de lo más apropiado enviarle un link con el reportaje de Radio Bío Bío  en que se habla de que para la Reunión Anual N°60 de la Unión Internacional de Jueces la Asociación de Magistrados pidió dineros a empresas privadas y notarios, hubo quienes aportaron y otros pidieron confidencialidad.

Al rato me arrepentí de haberlo hecho, temí que fuera mal interpretado, porque pensé que ME-O al escuchar la noticia debe haberse preguntado si es justo que a él por recibir aportes de SQM lo tengan crucificado.

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