Cada noviembre, al igual como le debe
suceder al ministro Felipe Larraín, recibo una invitación para una junta de ex
alumni, aunque no de Harvard, sí de la promoción del año 1983 de la carrera de Servicio
Social de la Universidad de La Frontera de Temuco. La comunicación me llega ya sea persona
a persona, telefónica, email, watsap y hasta por el correo de las brujas.
A diferencia del ministro Larraín, le hago el quite, pero para no pasar de maleducado suelo confirmar mi
asistencia hasta que, repentinamente, un imprevisto personal de último momento me impide tomar el avión desde Punta Arenas a
Puerto Montt y de ahí un viaje de seis horas en bus hasta Temuco.
El año pasado fui un poco más allá,
los días previos hasta me comuniqué con
varios de mis ex compañeros y compañeras para saludarlos, aunque a muchos no los
recordaba, incluso pedí que me incluyeran en el grupo de watsap del curso, y eso que
no estaba borracho porque dejé alcohol y otras drogas hace un tiempo largo, pero
como todas las cosas tarde o temprano vuelven a su cauce natural a poco andar me
bajé del watsap.
La junta del curso consiste por lo general
en una cena el 11 de noviembre Día del Asistente Social, la conversación fluye al
tenor de los cubiertos más que si se estuviera tratando un caso social.
No es que no vaya porque entre tanto trabajador social me sienta un bicho raro, ya que lo de ser observador participante para intervenir comunidades aunque traté,
sin mucho empeño por lo demás, que llamara mi atención, nunca fue, por cierto,
mi vocación; sino que con los años opté por ser un individualista, intruso y distante,
que es como ver pasar la vida desde mi ventana sin que me inmute.
Pero este año prometo que asistiré,
es más para adelantar las cosas ya envié la solicitud de cometido funcionario
a mi jefe para que se me autorice con viático incluido, justificando aquello
con la importancia para la política e imagen institucional que un tipo como yo sea invitado a tan ilustre celebración, aunque no sepa siquiera
redactar un informe social, la carrera nunca la terminé, no soy asistente
social, sino periodista.
Aún así espero que Contraloría no presente
reparos, porque si el ministro Larraín pudo ir con viáticos a Harvard a reunirse con sus ex compañeros, no encuentro el porqué uno no podría hacer lo mismo para juntarse con los suyos.
Tus palabras son brillantes , con el don del uso del verbo y del tiempo; pura poesia en su redacción
ResponderEliminarGenial! Esperaremos verte, aunque estaremos al pendiente de una urgencia que te impida llegar.
ResponderEliminarY en tu caso la presencia sería totalmente justificada.
ResponderEliminarToda la Razón mi estimado, tus palabras son el significado de la igualdad que debemos tener. Muy buena narrativa.
ResponderEliminarConocí al autor de las notas.... y a la generación que alude. Al igual que él, eludo los encuentros de cursos, pero espero que esta vez él vaya!
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