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Es familia


Querido Tío,
Quiero partir agradeciendo la confianza que depositó en mi persona, pero tras una  larga conversación con mi papa, su primo, pienso que es mejor renunciar y no alimentar a las bestias de turno que buscan mancillar el honor del escudo familiar.
Trabajar a su lado fue, sin duda alguna, lo mejor que pudo pasarme en la vida. No me avergonzaré jamás de llamarme como me llamo, menos de ser su pariente, porque estoy orgulloso de haber nacido en una familia extensa como la nuestra, no esas nucleares o monoparentales que se estilan ahora, además que en el Chile actual llevar nuestros apellidos es mejor que en su tiempo haber sido un Borgia o Médici.
Espero que mis hijos, que también llevarán nuestros apellidos, puedan trabajar, al igual que lo hice yo, en un cargo tan importante, porque somos tantos y de todos lados que, con seguridad, tendrá usted sucesores y uno de nuestra estirpe volverá a dirigir el país.   
Pero los últimos acontecimientos me llevaron a una profunda reflexión, creo que la política no debiera tratarse nunca de las personas, sino de las redes de poder y linaje que con ahínco y sacrificio puedan tejer las familias de bien.
Sé que usted estará triste con mi decisión y me insistirá que recapacite, qué importan lo que piensen los envidiosos de siempre si las encuestas y voluntad ciudadana nos acompañan, pero como lo aprecio mucho y no quiero que por mi culpa lo ataquen pienso que quizás un sobrino en octavo grado de consanguinidad o político sería lo más adecuado para ocupar mi lugar.
Además como se puso tan de moda que muchos hipócritas salgan a prejuzgar la contratación de familiares y hablar de Nepotismo, bien dice el tío Pablo que: “Hay odiosidad en la política chilena”, nunca entenderán que cuidar la familia está primero.
Reiterando el honor y privilegio de trabajar con un tío tan querido como usted
Le saluda respetuosa y cariñosamente,
Quien espera llegar a ser un día su sobrino preferido ( es broma).

Capital del reino a seis días de mayo de dos mil dieciocho.

P.D. Mi papá dice que como esta tarde salió apurado de la oficina no pudo conversar con usted, pero que le haga recuerdo que para la próxima once familiar, al igual que la vez anterior, vamos a amasar el pan y a usted le corresponde traer la harina, como para la última junta parece que se quedó corto le pide que, por favor, esta vez calcule mejor, no olvide que la parentela somos una montonera y apenas alcanza con un quintal.




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