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Kast, el gran provocador



Qué sería de la política si no existieran provocadores, tipos  capaces de generar pasiones,  a  diferencia de aquellos políticamente correctos cuyo aburrido transitar por la arena política suele pasar desapercibido.

Tras la agresión sufrida por José Antonio Kast por una turba enardecida en la Universidad Arturo Prat de Iquique, impidiendo con ello que dictara una charla en dicha academia hubo sectores que dijeron que era un provocador, que es como decir que se lo tenía merecido o que cosechó lo que sembró, pero si acaso los grandes políticos fueron provocadores, Chile no es la excepción y el mismo Salvador Allende lo fue, entonces ¿cosechó, también, el "Chicho" lo que sembró?

La agresión física a Kast es el corolario material del trolleo virtual frecuente hoy en día en las redes sociales. Hay quienes encuentran que sus ideas, archiconocidas por lo demás, son de alta peligrosidad que no tendría derecho a emitirlas, menos divulgarlas, tampoco debatirlas. Durante la golpiza que recibió si bien la palabra más recurrente fue tildarlo de nazi, debió mejor ser la de judío porque era una turba de nazis la que lo perseguía.

Pero, no será acaso que existe temor a que la fuerza provocadora de su mensaje desnude la debilidad ideológica de sus atacantes y que si José Antonio se esforzara un poco más hasta terminaría por convencerlos.

Si lo anterior fuera cierto, y el miedo a Kast es tal, no hay para qué malgastarse atacándolo y prohibirle expresarle, basta con no ir a escucharlo, mejor quedarse en el muro de lamentos de Facebook o junto a los demás fanáticos del tuiter.

Aunque sería más enriquecedor darle la bienvenida en las aulas universitarias, después de todo, provocadores como él, colocan en jaque el estatus quo, sirven para confrontar las creencias y  reafirmar o poner en duda la fortaleza de nuestras  convicciones.

Comentarios

  1. Hola, qué patético que alguien tenga tiempo para ir a escuchar a ese personaje en una universidad. ¿Es acaso un gran pensador? ¿Acaba de publicar algún libro? ¿Está fomentando la democracia?
    ¿Son las aulas universitarias el lugar del proselitismo cuando no hay, siquiera, elecciones a la vista?
    Todo el derecho de Kast a expresarse no se cuestiona, pero tener en su discurso la voz de Punta Peuco y caminar por Chile enarbolando la bandera del odio y la división (aparte de poner al Gobierno en un tercer plano), es un despropósito mayor.

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