Si Víctor Hugo Venegas vio por
televisión cómo asumían los 155 diputados en el Congreso Nacional, debió
recordar el día aquel cuando junto a su amigo el “Piloto Magallanes” estaban
frente al cuadrado de los flojos en
el Campus Andrés Bello de la Universidad de la Frontera en Temuco, de improviso,
se acercó por detrás Florcita Motuda, se puso entremedio, los abrazó y preguntó
“cómo estamos los humanistas”, tras lo cual se fue; no era que ellos le conocieran, menos militaran
en el Partido Humanista, tampoco que Florcita tuviera antenas especiales para detectar
a la gente ya que en esos años de un modo u otro todos eran humanistas, el
resto unos gorilas.
Si bien la facha estrafalaria que uso
Florcita Motuda para jurar como diputado, para algunos fue un hecho inusual, una
falta de respeto que atentó contra las normas de protocolo y decencia del Congreso,
a lo mejor fue al revés una expresión de sincera normal anormalidad, ya que si
algo cultivó en todos estos años Florcita es la de ser personaje singular, casi un artista
conceptual.
A diferencia de lo que pudiera creerse no es que Flor Motuda sea un outsider de la política, siempre ha estado vinculado a ella y postulado más de una vez al Congreso, en tales avatares andaba cuando
encontró a Víctor Hugo y a su amigo en la UFRO.
Jaime Duran Barba sostiene en su libro “La
política en el siglo XXI, arte, mito o ciencia” que en los años sesenta “la gente
debía vestirse de lo que era: los ricos de los ricos, los artesanos de artesanos, los indígenas de indígenas. En la
presentación de la persona en la vida
cotidiana existían normas que
establecían una clara división entre lo
que era ‘normal’ y lo que debía ser
perseguido”, pero lo anterior ya no tiene mucha cabida en la actualidad porque
cada uno se viste y presenta como quiere “desde hace rato los muy ordenados y ‘normales’” no tienen mucho éxito en la política”, agrega Durán Barba.
Lo de verdad fuera de lugar habría sido que Florcita se hubiese presentado a jurar
o prometer de traje, corbata y con una biblia en la mano, sus electores lo
hubieran rechazado y vendido al sistema
sería lo menos que le hubieran tuiteado, porque si algo deben
valorarle es su trasgresora autenticidad, además si en la cuna de la racionalidad
los griegos y romanos legislaban vestidos con sabanas no debe afectar demasiado
que él use una capa blanca con estrellitas, sin olvidar que una Presidenta de
la República afirmaba que ponerse el delantal blanco era grito y plata.
Los que piensan que la vestimenta
de Florcita traerá desprestigio al Congreso, pretenden ignorar que el desprestigio de la
clase política chilena comenzó varios
años atrás gracias a los actos cometidos por conspicuos miembros de la clase
política que usan terno, corbata y cuello blanco.
Pero también juraron como diputados Sebastián
Keitel y Érika Olivera, sin buzo deportivo y zapatillas de running se veían un poco
raros. Se comenta que en el próximo periodo es posible que salga elegido Jean Beausejour,
si el futbolista es un tipo consecuente debiera asumir con camiseta de la selección
chilena y chuteadores, alguien de buena voluntad podría advertirle que si en la política,
como en el fútbol, el juego se vuelve áspero, suelen propinarse zancadillas, por
nada del mundo debiera sacarse las canilleras.
Víctor Hugo no ve a su amigo hace rato, pero cuando se
reúnen siempre sale a la conversa lo de Florcita Motuda, porque si bien en esos
años no existían selfies, ni celulares, la escena la tienen grabada, en su
mente claro.
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