Un profesor de Derecho que conozco me avisó que está en Aysén recorriendo la Patagonia, como tiene poca señal me
pide que por favor deje de enviarle correos durante un par de semanas; espero no
sea su forma académica de decir que no sea cargante, hostigoso o que escribo puras
tonteras lo que para mi ego de columnista sería peor que pena
capital.
Pasa que conozco mis limitaciones,
no soy buen articulista, pero tampoco el más malo, si bien a mi alrededor están
los Peña, Tironi, Mayol y Bellolio no encuentro a ningún Titán y como vengo
llegando del Festival de El Lago Argentino en el Calafate aprendí que no
importa que uno sea mediocre siempre y cuando se crea, modestamente, casi el
mejor.
Pero tengo buena
crianza y no es mi intención copar con escritos ideológicamente falsos lo
escaso que el profesor tiene de señal, no alcancé, entonces, a decirle que si
llegaba a Puerto Cisnes ubicara al escritor y juez Juan Mihovilovic para que,
en medio de la Patagonia, conversaran sobre ese vengativo clamor popular de
reinstalar la pena de muerte para los violadores, disfrazado como el sumo de la justicia penal que hoy copa la agenda estival.
Porque de seguro concordarían
los hombres de leyes el peligro que corre la racionalidad de la justicia en
tiempos de populismo penal, donde cualquier eslogan vindicativo se toma por aforismo, es decir una frase o sentencia breve y
doctrinal que se propone como regla en alguna ciencia o arte, pasa que en la
justicia popular el vulgo se cree justo y experto sentenciador.
Y no es que suceda solo en nuestro país, pasa también con
nuestros vecinos un caso emblemático lo constituyó hace unos
años en Argentina la famosa Susanita, no la amiguita de Mafalda, sino que la ex
vedette, actriz y hoy conductora de televisión la septuagenaria Susana
Giménez, que tras ser asesinado su florista enunció: “El que mata debe morir”.
Ahora bien en caso que el profesor no encontrara al literato magistrado, bien podría buscar el libro “En la Patagonia” de
Bruce Chatwin y descubriría que en Puerto Natales vivió el viejo
pionero chilote Bautista Diaz Low o el “El Bauche Diaz”, un crumiro y
anarquista, contrario a todo y a todos ya sean capitalistas o trabajadores y que según Chatwin tenía “portentosas ideas sobre la justicia” como ser que “Cuando una persona mata o planea
siquiera matar, ya está condenada”, “La única arma legítima es el puño” o “¡No
hay más Dios que el Derecho!”, un iconoclasta para quien la Biblia era “un libro que enloquece a los hombres”.
Años más tarde un
famoso y querido personaje de la televisión azteca copiaría, sin saberlo, el
aforismo del "Bauche" con aquello de: “La venganza nunca es buena
mata el alma y la envenena”.
Me acaba de llegar un email de mi vecino, se
fue de vacaciones al campo de sus suegros allá en Chillán y le estoy cuidando
el perro, se excusa porque recién pudo comunicarse conmigo, tuvo que ir hasta
la ciudad porque en la casa rural de sus suegros tampoco llega señal, le dije
que no se preocupara que su mascota está bien.
Pensé en decirle que disfrutara su
descanso pero temí que sonara falso, habrá quien me tilde de exagerado pero lo
que es yo no podría soportar tamaña barbaridad porque ¡qué vacaciones son esas
en que uno no pueda navegar por Internet tranquilo!
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