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Los afectos


Margoni Margoni debe ser uno de los personajes políticos  más simpáticos de Natales, fue activo militante democratacristiano y férreo opositor  a la dictadura militar, llegó a Magallanes cuando tenía 14 años proveniente de la Belle Italia por lo que cultiva el acento propio de los tanos, al que agrega una pequeña tartamudez que le hace tropezar con las palabras, sobre todo cuando está emocionado.
Siendo octogenario, aunque con una jovialidad  de la que se jactaba,  don Mario fue designado por el Presidente Ricardo Lagos como Gobernador de la Provincia de Última Esperanza, el tiempo que tuvo a cargo la provincia se esmeraba en recibir en su oficina a cuanta gente podía, participaba en maratones festivas y llegaba primero porque los competidores dejaban que sus cañuelas flacas traspasaran triunfantes la meta.
Fue  gobernador hasta que el Presidente Lagos tuvo la mala idea de sacarlo y poner en su lugar a un hosco funcionario democristiano de Punta Arenas, lo que para lo natalinos se vio como una falta de respeto a la senectud de don Mario, además que es conocida la histórica rivalidad entre chumangos (puntarenenses) y tirapiedras (natalinos) por lo que era como si la casa del cacique fuera dirigida por un chuncho, pero a veces los presidentes suele estar mal informados y se ven cosas extrañas en el fútbol y  en la política.
El caso es que Margoni viéndose fuera de la gobernación decidió postularse al cargo de alcalde de Natales, como su partido no lo llevaría, optó por renunciar a la falange y correr solo contra  quien era  el entonces alcalde,  un ex camarada suyo.
El pueblo fue generoso con don Mario y solidarizó con su causa eligiéndolo al mando del municipio con un gran caudal de votos, más que  por sus propuestas, lo hizo porque le eran agradables sus locuras y esa manera particular de expresarse por la radio y la televisión local parte del libreto de los chistes comunitarios.
Jaime Durán Barba dice en su libro “El arte de Ganar” que son los sentimientos los que definen elecciones porque las personas votan por uno u otro candidato ya sea por los afectos o simpatías que genera, el  temor, resentimiento, las necesidades o los sueños  e insomnios. En el caso de don Mario fue claro que lo hizo por los afectos que generaba  en adeptos y adversarios.
Sebastián Piñera resultó vencedor en la última elección para Presidente de Chile, venció en todo el país, salvo las regiones de Aysén y Magallanes, los patagónicos, cosa curiosa, por primera vez no se sintieron discriminados  por aquello de que hasta Puerto Montt llegue Chile.
Para explicar los resultados el Frente Amplio dijo que Piñera ganó  la elección porque gran parte sus electores lo hicieron por temor, creo, sin embargo, fue por lo contrario  y quienes votaron a Piñera lo hicieron por la simpatía que con el paso del tiempo el ex presidente les genera con sus salidas de madre, metidas de patas, reiteraciones  y disparates en que suele incurrir cuando lo traiciona su elocuencia.
Porque es Piñera, no su corpóreo, quien consciente o no, cultivó los afectos de la gente y los chistes que durante la campaña ridiculizaban su persona, difundidos profusamente por redes sociales durante la campaña, más que disminuirlo lo potenciaron, es común escuchar que al menos estos cuatro años van a ser divertidos, como si los que terminan fueron aburridos.
Si uno de cada tres votantes que lo hizo por Beatriz Sánchez en primera vuelta se inclinó por  Sebastián Piñera en la segunda, más que por estar temerosos de un gobierno de Guillier, como es raro que no lo estuvieran de Beatriz, a lo mejor pensaron que no puede ser malo un tipo que nos resulta chistoso, eso a no ser que uno sea fome, tonto grave y con muy poco sentido del humor.


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