Quizás si
fue una interpretación amplia del “Derecho
al olvido”, aplicado por la Corte Penal
Europea a Google, lo que habría motivado a los redactores de la prueba de
Selección Universitaria (PSU) de Historia, Geografía y Ciencias Sociales para
que en el “Eje temático: El mundo en
perspectiva histórica”, se considere un set de preguntas únicamente sobre
los últimos cien años de historia de la humanidad.
Con ello las generaciones educadas en que primero
fue la prehistoria y luego la historia que ésta tiene sus edades y comienza con
la invención de la escritura en Sumer hace 5 mil años -esos signos cuneiformes
y, posteriormente, jeroglíficos que registraron el paso del hombre sobre la faz
de la tierra- veríamos con estupor que ello fue un saber inútil ya que dichos
conceptos pasarían, a contar de ahora, al más estricto olvido, ni que decir de
los libros “El trabajo y los días”, el “Popol
Vuh” o la “Piedra Rosetta”.
Si bien
se calcula en 13.800 millones de años la creación del universo y el surgimiento
del homo sapiens hace sólo, aproximadamente, 200 mil años, para fortuna de los
muchachos resultaría que ahora el mundo tendría un poco más que una centuria y
eso de que los mesopotámicos, egipcios, griegos y romanos son las aguas donde
bebe la cultura occidental sería cuento añejo, porque los creadores de
contenido de la PSU si de algún agua bebieron sería las del Río Leteo. Queda por
verse si acaso los alumnos del futuro no serán objeto de Bulling porque no
podrán entender de qué se trata el chiste de los fenicios.
Como país
debemos ser un caso contradictoriamente curioso porque a menudo llamamos a
recuperar nuestra memoria histórica, pero buscamos ignorar la memoria histórica
universal. La necesidad para tomar tal drástica decisión a lo mejor tendría su
origen en que los jóvenes, por eso de la memoria inmediata, y ser un tanto
desmemoriados, apenas recuerdan lo que el profesor de historia les pasó ayer,
no tendría sentido hacerle mas fatigosa la prueba preguntándoles por temas que
ocurrieron el año ñauca.
Lo anterior,
no deja de favorecerme porque tendré una justificación para romper la fantasiosa
promesa que le hice a mi hija Natalia, esa de que algún día la llevaría a conocer
el Partenón ateniense, el Monte Olimpo y el Coliseo romano, le aconsejaré, entonces,
que deje a un lado esos libros de la mitología griega y romana que por más que
le fascinen no hay razón para que los atesore, ya que de nada vale saber de
dónde venimos, quiénes somos y hacia dónde vamos.
Pude aprender
de Historia Universal gracias a las charlas con los, por entonces, alumnos de Pedagogía
de Historia en la Universidad de la Frontera Iván, Pablo, Jorge, Eduardo, el Flaco y el Espartaco,
no sé si deba comunicarme con ellos para informarles que, como dijo Fukuyama, parece
que ahora sí que sí aconteció el fin de la historia.
En mi época escolar algunos
profesores sermoneaban que aunque el esfuerzo cueste sangre, la letra con
sangre entra. Esta semana desalojaron a un
grupo de estudiantes que tenían tomado el Liceo de Aplicación de Santiago, reclamaban
la mala calidad de la educación y como forma de protestar dejaron el emblemático
establecimiento en un estado calamitoso, solamente en pintura el municipio
deberá desembolsar 200 millones para limpiar y recuperar el liceo, cuando le preguntaron
por televisión a uno de los dirigentes secundarios sobre los numerosos rayados
en aulas, oficinas, baños, pasillos, casino, gimnasio y auditorio expresó displicente:
“Todo sale con agua“, le faltó agregar que con el olvido, también, incluso
aunque se trate de la historia mundial.
(Junio
de 2014)
Comentarios
Publicar un comentario