El año 1999 el
director mexicano Luis Estrada estrenó
la película “La ley de Herodes” una sátira sobre la corrupción política del
gobierno del PRI, ambientada en 1949 en un polvoriento y pobrísimo pueblo azteca
en la que un nuevo jefe municipal, al anterior los habitantes lo mataron de un
machetazo por corrupto, utiliza su
cargo político para beneficio propio haciendo valer “La ley de Herodes o te
chingas o te jodes” (refrán que se refiere a que por obligación
hay que hacer cosas que uno no quiere, es decir acatar la ley de los
poderosos).
No estaría
demás que quienes aspiran a puestos edilicios al momento de ir a inscribir su candidatura
al Servel recibieran una copia o link donde pudieran ver gratuitamente “La ley de Herodes”, quedarían advertidos que puede sucederle lo mismo que al
protagonista de la película.
Más aún si cuando
corren vientos electorales en el país los candidatos se esmeran, eso sí ahora de
manera más recatada que en otras ocasiones, por captar la atención de los
electores.
Una regla transversal
a las corrientes políticas es que los candidatos
se muestren como los de las manos limpias, y que por ellas nunca ha pasado el sucio
billete de los aportes reservados, porque a tanto llegaría su gusto por la
pulcritud que las lavarían, diariamente, con alcohol gel antiséptico.
Lo anterior no
sería una exageración considerando que un estudio del Centro de Políticas Públicas
de la PUC concluyó que la honestidad es el atributo que más valoran los
chilenos en alcaldes y candidatos al municipio.
Con ese afán
de mostrar dedos y palmas inmaculados, si don Antonio Garay fuera candidato
sería elegido alcalde en Natales de inmediato, porque él era conocido como “Manos
Limpias” y su restaurante nocturno, ícono de la bohemia natalina, era, también,
llamado con el mismo nombre.
A “Manos
Limpias” le conocen más incluso que a Piñera, Lagos o Guillier, pero, para
tranquilidad de los políticos, don Antonio falleció hace rato y el bar sufrió
un incendio que lo mantiene cerrado.
Como no hay
natalino que, al menos una vez en su vida, no haya pisado “El Manos Limpias”, punto
neurálgico del city tour noctámbulo, en lugar de confiar en un candidato que salga
con la cantinela de las manos limpias, más creíble y cercano resultaría uno que,
para sincerar la política, reconociera, que como cualquiera parroquiano, más de
una vez lo vieron saliendo, muy de madrugada, de la cantina de donde “Manos…”.
Comentarios
Publicar un comentario