En casi
todas las campañas políticas posteriores al triunfo del NO fue recurrente escuchar a la antigua Concertación de Partidos
Por la Democracia ,
hoy Nueva Mayoría, acerca de lo onerosa que eran las campañas de sus contrincantes
de la otrora Alianza por Chile, hoy
Chile Vamos.
Lo
anterior, según la coalición de centro izquierda los dejaba en desventaja porque
debían batallar con recursos modestos frente
al millonario presupuesto con que contaba la centro derecha y denunciaban que
con dinero se pretendía volcar la voluntad popular.
Sin embargo
la pobreza que por años lloró la Concertación y luego Nueva Mayoría, resultaba, a
todas luces, un tanto falsa, porque se contradecía con el despliegue de marketing
publicitario de que hacía gala en los periodos de pre campaña y campaña propiamente
tal el que, como nada es gratis en esta vida, significaba un enorme desembolso
de dinero.
Para
algunos miembros de la Nueva
Mayoría el informe del estudio de abogados estadounidense Shearman &
Sterling que entregó al comité de directores de SQM, demostraría que no
estaban equivocados, porque SQM hizo desiguales aportes a los partidos políticos
que, sumando y restando, en una proporción de 3
a 1 favoreció a la centro derecha.
Porque
Ponce de Lerou, ex yerno de Pinochet, y principal accionista de SQM, llevó a
la práctica el viejo refrán popular: “Con
plata baila el monito”, y se ocupó de financiar tanto a moros como cristianos.
Nunca
sabremos cuando empezó todo, quizás, por sanidad mental es mejor dejarlo en el
olvido, no vayamos a descubrir que involucró hasta la campaña del NO, recuerdo
que tras la gesta del 5 de octubre se organizó una masiva y callejera fiesta
popular y allí, puchas que bailamos harto.
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