Rosita, con ese pacífico y risueño semblante con que suele ir por vida
irradiando felicidad, decidió asistir a la capacitación para funcionarios
públicos dictada por expositoras del Observatorio de Participación Ciudadana y No
discriminación del gobierno. Como encargada en su trabajo de la Oficina de
Informaciones y Reclamos no tenía que perdérsela.
En el coffee break, conversó
con colegas de otros servicios quienes
bromearon con que era casi una rompehuelgas, una crumira porque asistió a la actividad en
circunstancias que su servicio estaba en paro
“¡Ay, sí chiquillos!, estoy un poco
preocupada, pero quería venir ¿ustedes que hubieran hecho en mi caso?”, exclamaba
Rosita.
La expositora estaba presta a presentar la segunda parte del curso, con énfasis
en la normativa que establecía medidas contra la discriminación y el acoso
laboral cuando, de improviso, irrumpen con
pancartas y carteles los funcionarios del servicio público movilizado a nivel
nacional, acompañados de la dirigencia en pleno de la sindical regional.
Y ahí, Rosita se quería morir.
Los movilizados informaron que buscaban socializar en sus colegas de la
capacitación las razones del porqué estaban
paralizados.
Y de paso señalaron -vox populi- “Tenemos acá una oveja descarriada que
anda por ahí ¿Rosita, dónde estás?”.
Una trémula voz femenina musitó: “Aquí”.
“Mira Rosita -dijo la dirigente, con voz fuerte y decidida- es malo, muy
malo lo que estás haciendo queremos que recapacites, tú no deberías estar aquí,
hemos señalado a los medios de comunicación que el 100 % de nuestros
funcionarios están paralizados y con tu presencia en esta actividad estaríamos
mintiendo”.
E, imperativamente, agregó “eres libre de decidir, te quedas o te vas
con nosotros, no tengas miedo, junto a ti están tus compañeros, somos un
servicio público fuerte y solidario”.
“Me voy con ustedes“, respondió Rosita, tratando de salir del bochorno lo
más dignamente. Tras lo cual se escuchó un estruendoso aplauso. Luego hubo una
intervención de la presidenta rde la organización sindical sobre la
historia y legitimidad de las demandas y los agitados días que se avecinaban.
Finalizada la performance gremial, una de la expositoras comentó que se fue testigo de un claro ejemplo de participación ciudadana.
Sin embargo, quedó la duda si no fue más bien de discriminación, avalado
por la sindical. Porque Rosita, según la ley, quizás podría denunciar acoso funcionario, la ciudad era pequeña
y podía quedar estigmatizada.
Pero ella
no tenía como saberlo, no estaba empoderada, eso se vio en la segunda parte del
curso, después que se la llevaron y Rosita olvidó la carpeta con
apuntes y copias de las presentaciones.
Comentarios
Publicar un comentario