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ME-O y el Óscar

Si bien hasta esta mañana no tenía aún claro por quien votar, incluso había pensado no sufragar, luego de leer la columna: “La noche de los cuellos blancos" de Carlos Peña, aunque lo primero que me trajo a la memoria, quizás influenciado por el libro “La cuestión criminal” de Zaffaroni que estoy leyendo fue aquello del "White Collar-Crime" (El delito de cuello blanco), pero, una finalizada la lectura de la columna, sin tomar siquiera  desayuno, todavía con pijama puesto, me apresuré en ir al local de votación para emitir mi sufragio.

Resulta que aunque no soy un amante del teatro, ni tampoco cinéfilo, he visto algunas obras de teatro y, eso sí, bastantes películas que si son de Hollywood mucho mejor, porque no soy un bruto que no sepa apreciar las artes escénicas, así que si Carlos Peña está en lo cierto y ME-O es más un actor que un político, consideré, entonces, lo más apropiado, votar por él, cuestión que finalmente realicé.

Pero no fue porque para mí la política sea un circo, ni tampoco que quisiera que Chile sea igual que USA y tuviera como Presidente un actor o desee que impere en el país y el continente no como la de Regan, sino que la doctrina ME-O.

Ocurre más bien que en la soledad de la caseta de votación me sentiría tan importante, casi eligiendo al ganador del Óscar y pensé que sería lo más cerca  que estaría en mi vida de pertenecer a La Academia.


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