Este fin de semana con Yislen y su madre, viajamos a la capital
de la Región de Los Lagos, arrendamos un
vehículo fuimos a Calbuco, luego a Fresia y de vuelta a Puerto Montt,
disfrutando de lo que debe ser la mejor obra ejecutada por Ricardo Lagos siendo
Presidente de Chile, no me refiero a las carreteras concesionadas que hicieron el trayecto
más amable, sino que a la música.
No es que Lagos, quien en su
juventud fue considerado el Mozart de la economía chilena, componía en secreto en
La Moneda piezas musicales que han comenzado a difundirse y las escuchábamos en
la radio del auto mientras viajábamos, sino
que íbamos al Macro Encuentro Zonal de Orquestas Infantiles y Juveniles de Chile que reunió
durante dos días a las orquestas juveniles
de Los Ríos, Los Lagos, Aysén y Magallanes.
Y no es que mi familia sufrió
un repentino ataque de melomanía que nos llevó hasta el norte, sino que Natalia, nuestra hija menor, integra el elenco
de la Orquesta Juvenil de Magallanes, y quisimos viajar desde Punta Arenas a
Puerto Montt para verlos tocar.
Estuvimos en la Iglesia de Calbuco,
en el Gimnasio Municipal de Fresia y en el Teatro Diego Rivera de Puerto Montt disfrutando la interpretación de nóveles
músicos bajo la batuta de connotados directores.
Hay veces que las cosas por sabidas se callan y
por calladas se olvidan, pero muchos de esos jóvenes no hubiesen podido acceder
a cultivar un instrumento musical si no existiera la Fundación de Orquestas
Juveniles e Infantiles de Chile, fundada
en el mandato del Presidente Ricardo Lagos.
Como estamos a una semana de
las elecciones presidenciales, había carteles de campaña políticas en la ruta,
pensé si acaso faltaba uno que dijera ¡Gracias Lagos! porque, al menos para mi familia, fue un emotivo fin de
semana sorprendente, y a varias de esas muchachas y muchachos la música cambiará sus vidas para siempre.
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