El poeta jesuita alemán Friedrich Spee el año 1631 publicó,
de manera anónima, el libro “Cautio Criminalis” (Crimen y Cautela), algo así
como un llamado a la prudencia persecutoria ante la combustión masiva de supuestas
brujas que provocaba otro libro, el “Malleus Malificarum” (El martillo de las
brujas); la estructura de pensamiento del Malleus, según Eugenio Raúl Zaffaroni, se reproduce en la persecución criminal de
nuestros días.
De Speed, que no era jurista sino profesor de teología moral,
una de sus aseveraciones más célebres fue:
“frecuentemente he pensado que la única razón por la que no todos somos declarados
brujos es debido al hecho de que no todos hemos sido torturados”.
Sus razones tenía Spee para manifestar aquello, después de
todo se le encargó confesar a las brujas antes de ser quemadas luego de pasar por la tortura inquisidora, se cuenta que
tanto impacto le provocaron las declaraciones de los tormentos padecidos por
las mujeres que sus cabellos se fueron tornando blancos.
Hace unos días encontré al fiscal Eugenio Campos en Punta
Arenas que tiene a su cargo la
investigación del mega fraude de Carabineros con cerca de un centenar de personas
imputadas, en su mayoría carabineros en retiro, en servicio activo y algunos
civiles, por fondos defraudados al Estado que ascienden a más de 25 mil
millones de pesos.
Le comenté al fiscal, que es una persona joven y a quien aprecio bastante, que le estaban apareciendo muchas canas, le aclaré eso sí que no me engañaba porque si bien se
les ven blancas como las de Spee, para mí que se las teñía, porque mis razones tengo
para afirmar aquello después de todo la institución de Carabineros es un
organismo auxiliar de la fiscalía y la causa que tiene a su cargo le debe estar
sacando canas verdes, o de un tono marcadamente
caqui.
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