En su momento Obama fue el candidato de las
redes sociales, pero Trump debe su triunfo al poder de la TV.
Con Guillier pasa algo similar, sabe que
su lugar en las encuestas y cercanía con la gente es fruto de su paso por
la televisión, ese medio de comunicación unidireccional donde hay poca o nula
retroalimentación, salvo el dudoso People Meter o los sesgados e intencionados
estudios de mercado que analizan la venta de productos que se publicitan en las
tandas comerciales, muy diferente de lo que ocurre con las redes
sociales y comentarios de los medios digitales donde el personaje queda
expuesto a que lo puteen a cada instante.
Como Guillier no reniega de sí mismo y está
consciente de su glorioso pasado audiovisual lo utiliza a su favor
-porque su paso por la prensa escrita es poco conocido- más aún si como
hombre ancla de la tele debe conocer bien la máxima de Pepe Tapia esa de que: "La
Televisión penetra".
Ahora bien si a
Guillier se le ocurre siquiera emular aún más a Trump, en eso de
no dejar entrar inmigrantes porque son delincuentes e insinuar siquiera un
muro con Bolivia y Perú (no así con Argentina después de todo los Che Copete son amigos de Condorito y poseen un biotipo europeo que, según algunos, vendría a mejorar la raza) tengan por seguro que
lo más sensato sería que Piñera se dedique, como Tío Rico, a contar
sus acciones, tal como Lagos calzó sus pantuflas y se fue a escribir sus memorias, donde de seguro dedicará un capítulo especial al episodio aquel cuando Raquel
Correa lo entrevistó en Canal 13 e hizo famoso su dedo índice, cosa curiosa, también,
por la tele.
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