Más que por no ser socialista, estar muy viejo o por soberbia,
lo que jugó en contra de Ricardo Lagos para su frustrada nominación como
candidato del PS a la primaria presidencial
de la Nueva Mayoría, fue que sucumbió al efecto Gusteau, ese principio del Chef
de la película Ratatouille para quien cualquiera puede cocinar, incluso un
ratón.
Porque si bien la política no es propia del arte culinario, el hecho es que están
íntimamente relacionados, porque en la cocina privada de los partidos, y de los
políticos, se han preparado los más sabrosos manjares y es de gente de bien invitar a cenar a honorables comensales, más
aún si el que come solo se atora.
Lagos que dejó su gobierno con una alta aprobación y apretones de manos de la
gente de a pie que lo fue a despedir en La Moneda, debe haber pensado en su
momento que en tan solo cuatro años regresaría a terminar los arreglos de palacio
que le quedaron pendientes; pero siempre
fue contrario a una primaria o someterse a una votación ciudadana anticipada
que no fuera la presidencial, ya lo había hecho el año 2009, donde exigía su
nominación directa, al no conseguirlo optó por retirarse; y en la última
votación del PS bregó hasta último momento para ser designado a dedo, al final,
a regañadientes, tuvo que resignarse a la mezquina votación socialistoide y
perdió o quedó con gusto a poco.
Si Lagos hubiera dejado un tiempo para ver con sus nietos la
película Ratatouille a lo mejor se hubiera evitado el bochorno y bajado su candidatura
antes de la votación del PS, porque se habría
dado cuenta que en la política de hoy, desde que, paradojamente, él
mismo promoviera a Bachelet, cualquiera puede ser candidato, no solo un estadista.
Pero quienes no se deben cansar de ver la película son Alejandro Guillier y Beatriz Sánchez, al primero
le sirvió para su candidatura por Antofagasta y la actual para presidente, en
tanto que Beatriz Sánchez ha dejado claro que su candidatura es ciudadana y representa que
cualquiera persona puede llegar a ser Presidente; lo anterior lo refrendó el Guatón
Salinas luego de correr los 10K: “Nada es imposible, ninguna hueá”.
Quien está más contenta con lo anterior es la señora Juanita
esa amiga imaginaria de la que en tiempos de campaña se acuerdan todos los
candidatos, porque también le entraron ganas de postular, y si bien el discurso
político hay un engaño, y eso de que cualquiera pueda ser candidato es hasta
por ahí nomás, ya que el oculto criterio excluyente es que el postulante sea
conocido, ella cree cumplir con todos los requisitos, es más se considera hasta
favorecida porque la señora Juanita está en el inconsciente colectivo de la
gente.
A mí lo de la señora Juanita me convoca, no es que yo sea un
periodista militante, sino que como el diputado Boric dijo que la política se
desarrolla desde otras trincheras, entre estas el periodismo, ya es tiempo de
asumir mi identidad y me declaro, al igual que Beatriz, frente amplista, porque
ocurre que me corté el pelo al ras.
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