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El imperio de la exclusión

A mí eso de “Gobierno inclusivo”, me suena a puro cuento, porque desde el simple hecho de nombrar ministros un gobernante optó por unos  nombres y excluyó a otros tantos, ya sea que elija a los que le llamarán Presidente y deseche a los que dirán Jefe.

Una vez acudí  a un  diálogo con nombre de collage surrealista: "De la locura de la exclusión a la exclusión de la locura", reconociendo que el excluir está en nuestros genes opté por escuchar, en lugar de hablar, es que a lo mucho puedo escribir, como razonar y vocalizar al mismo tiempo por estructura mental me está vedado participé poco, casi nada, lo cual no significa que no me queden dando vueltas las ideas que según entendí eran instar por un mundo inclusivo.

Pero eso lo encuentro idealista,  ya que sin aparentar ser novedoso la teoría de la selección natural de Darwin sería expresión pura de la exclusión; y no sólo porque el naturalista inglés sí que era excluyente, cuestión de leer sus referencias a los indígenas australes.

Ni qué decir lo que sucede con el apareamiento sexual, como dijo el otrora candidato Parisi en una charla en la Universidad de Magallanes: “La pajarita más linda no se queda con el pajarito más bonito, sino con el que tiene mejor nido”.

El caso es que siempre excluimos, el lenguaje y la escritura no son sino exclusión misma, ya que para comunicarnos, por eso del paradigma y sintagma de que hablan los lingüistas, de un conjunto de signos tomamos unos y descartamos otros y ordenamos el enunciado gramatical, no azarosamente, según lo que busquemos comunicar; a no ser que nos valgamos de la libertad dadaísta, pero incluso así excluiríamos a la estructura formal.

En este mismo instante del universo de ideas que tengo en la cabeza selecciono unas, en desmedro de otras, como eso de recordar una película de Pasolini: “El Decamerón” en la que el director italiano protagoniza el rol de un pintor del medioevo, en especial  la escena en que el artista luego de terminar el fresco que pintara en una Iglesia exclama: "Por qué pintar un cuadro si es mejor soñarlo".

Quizás, cosa similar ocurre con poetas y escritores cuando terminan sus obras, o al mismo Pasolini cuando vio el film finalizado. Es que en el acto creativo al vivir  en un mundo de imágenes, circunscribirse a unas y sustraerse de otras, debe ser un trabajo hercúleo.  

Si la inclusión fuera necesaria ¿por qué en la administración de justicia penal existe la inimputabilidad para el loco o demente acusado de  cometer un delito? ¿no debería acaso ser juzgado igual que todos? porque la inimputabilidad es exclusión, positiva, pero exclusión; algo similar pasa con la discriminación positiva por cuestión de edad, género o ser indígena.

Es más, la democracia funciona en base a un consenso excluyente, la minoría acata el gobierno de la mayoría y el voto es elegir a unos en desmedro de otros, el sufragio universal es selectivo prioriza a quienes utilizan carteles fastuosos no a los que pegan fotocopias en los postes.

Entonces, aunque no lo quiera, soy un tipo excluyente, pero no exclusivo, más bien ordinario

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