No es porque tenga miedo que me insulten por Facebook, WhatsApp o
Twitter, como nunca uso redes sociales me da igual ser trending topic y no es
por compartir lo que dijo Eco de que las redes sociales dan voz al tonto del
pueblo o que la pantalla táctil sea cultivo de narcisistas, ya que en mi
hogar suelen reprocharme que por taciturno hablo poco y puras tonteras y, en mi
fuero interno, como Protágoras me considero a veces, y no pocas, que soy la
medida de todas las cosas; el caso es que mi reputación me tiene sin cuidado
porque de antaño en la modesta transmisión mensajera del boca a boca, face to
face, quedó estigmatizada.
Pero, para tranquilidad de la memoria de mi difunta madre y para
que no me tilden como un ser desdeñoso, pido disculpas de antemano, me declaro
ideológicamente falso, no soy lo que aparento, ni siquiera soy el que escribe
esto, sino que lo hace un negro y para que no me acusen de racista, aclaro que
es literario; quiero que me comprendan porque estoy siendo honesto, más no
quiere decir que honrado.
Un galeno al que acudí por problemas cardíacos -no puedo escribir
más tres páginas me falta la respiración, siento dolor de pecho, revienta la
rosácea y quedo exhausto- me dijo que estaba sano y sugirió que intente
nomás con algo de más largo aliento le conteste ¡jamás! no soy de vastedades,
lo mío es la brevedad y no por escasez creativa sino, más bien, por técnica y
recurso literario ya que a falta de vocabulario, suelo no encontrar
palabras, me valgo de frases hechas, lugares comunes y clichés.
A ojos de un
economista mi escritura debe ser, entonces, la realidad empírica del mal
del chileno: Poca productividad, es que como tantas cosas que emprendo carezco
de constancia y la abandono luego, pero tengo mi justificación en este
cibernauta mundo vertiginoso no conozco a nadie que sea capaz de leer más de
cinco páginas seguidas.
En síntesis estimados lectores, si buscan en este blog un periodismo
combatiente, advierto que no lo encontrarán no sirvo ni para ayudista ni
tampoco para neófito aprendiz pero, a diferencia de Lautréamont, les pido que
dirijan sus pasos hacia adelante, porque prefiero parafrasear las palabras que
el gran estadista latinoamericano Carlos Saúl Menem pronunciara a sus electores
el año 1989: “No los voy a defraudar”, juzgarán ustedes lo que ocurrirá
después; el caso es que no soy más que un decrépito burgués.
👏👏👏
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