El reinado del disco duro externo o interno para almacenar contenidos llegó a su fin, hoy es el imperio de la nube, nuestra nueva entidad omnipresente, como me dijo alguien por ahí.
Acabo de estar en una capacitación de uso de
Microsoft OneDrive donde nos informaron que, de ahora en más, hay que subir y
almacenar todo en la nube de OneDrive.
Si bien lo anterior sería casi como andar en
las nubes, me bajé al tiro porque me asaltó una legitima duda existencial ¿Qué
haremos cuando nuestro cielo azulado esté despejado? pregunté.
“Aprovecharlo y ponerse bloqueador solar”, respondió
una compañera de trabajo.
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