Con la prisión preventiva que pesa sobre los diputados Ojeda y Pulgar, además del desafuero de la diputada Pérez y su próxima formalización, recordé a la pequeña Mandy, que el año 2016 llevando una gran interrogante a cuestas, propia de sus tiernos y escasos 8 años, brincando y danzando -toda una Isadora Duncan- por las patagónicas y solitarias calles de Puerto Cisnes, preguntaba a su madre Sanna y a don Juan: “¿Qué diferencia hay entre imputado y diputado?”. Misma pregunta es la que se hacen muchos chilenos este verano del 2025, sucede que Mandy, sin ella saberlo, era ya una adelantada.
Crónicas, columnas, semblanzas y otras escrituras ideológicamente falsas
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