Desde que la ex presidenta Bachelet, manifestó
que el gobernador de Magallanes, Jorge Flies, sería una buena carta presidencial,
nuestra querida autoridad regional que, si bien es un tipo alto, mide cerca de
dos metros, se debe haber visto a sí mismo con porte de estadista y como que se
nos agrandó.
Como es sabido que por esto del Estrecho de Magallanes,
donde se mezclan las aguas del Pacífico con el Atlántico y, para muchos, Punta Arenas, mira más hacia Europa
que a Santiago, el gobernador Flies quiere un estadio techado para Punta Arenas, similar a los de Alemania; sueña con un servicio
de tranvías, que una la plaza de Armas con Zona Franca, como esos tranvías de los Países Bajos y, sin importar lo que costó en su momento convencer al Estado
chileno que nos pavimentara las dos franjas del camino a Natales, porque por años
solo estuvo pavimentada una franja, ahora Flies desea un túnel submarino bajo el Estrecho de Magallanes, que una la vecina
orilla de la Provincia de Tierra del Fuego con Punta Arenas, tal como el túnel submarino
del Canal La Mancha une Francia con el
Reino Unido.
No es que el gobernador Flies sufra arrebatos
de megalomanía, sucede que soñar no cuesta nada, porque la cruda realidad
no resulta muy económica que digamos.
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