El año 2021 se cometerá un parricidio, lo cual no tendría nada de novedoso, todos los años padres atentan contra sus hijos y, también, hijos contra sus progenitores, si no fuera porque este crimen acontecerá de manera pública a vista y presencia de todos.
Sabemos el lugar, una
batalla campal durante las elecciones a constituyentes, alcalde, gobernador
regional, parlamentarias y presidencial; también el motivo, lograr el poder; no
tenemos claro el desenlace, si acaso el parricidio lo cometerá el Frente Amplio
que eliminará a sus padres de la ex Concertación o serán estos últimos que
disfrazados de Unidad Constituyente, poseídos del Complejo de Saturno se
devorarán –electoralmente, claro está- a sus hijos del Frente Amplio que ansían
el poder, por negarse a reconocerse como hijos pródigos y evitaron todo acuerdo electoral.
Para los que gozan de
los deportes violentos el espectáculo será sangriento y los combates fieros
y brutales, nada de guante blanco, peor que cruzadas del medioevo o
peleas de la UFC, quedarán malheridos y cuerpos agonizantes desparramados
por el camino.
Pero la lucha entre
padres e hijos es parte de la historia de la humanidad, siempre hubo padres que
se ensañaron con sus hijos y viceversa. Cuando se produce una
rebelión generacional, las nuevas quieren deshacerse de sus gestores porque los
encuentran conservadores y traidores, a su vez, los padres de sus hijos a
quienes ven como rebeldes, inconformistas e irrespetuosos.
Quien describe mejor
lo anterior es Umberto Eco en su ensayo “A hombros de gigantes” el semiótico
italiano hace mención al aforismo sobre enanos y gigantes de Bernardo de
Chartres para quien “nosotros somos como enanos que están a hombros de
gigantes, de modo que podemos ver más lejos que ellos no tanto por nuestra estatura o nuestra agudeza visual, sino porque, al estar sobre sus hombros, estamos más altos que
ellos”.
Pero el parricidio
político, bien se podría evitar, si tan solo los padres aceptaran
subir en los hombros a sus hijos, estos quisieran ser cargados para así “Ah
entonces/Más allá del último horizonte/Se verá lo que hay que ver”, como decía
Vicente Huidobro.
De lo contrario, la
derrota electoral de la oposición puede ser fatal, el gigante no podrá ver
mucho más allá, porque será un cíclope, en ningún caso un ojo que todo lo
ve y el enano, aunque lo pretenda, no le alcanzará para una pretenciosa mirada
de largo plazo, como la de Lagos, sino más bien solo para una cuarta más allá
del ojo.
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