Debo la adicción por los completos a mi madre, cuando recibía su sueldo de profesora en Natales, era sagrado ir a la fuente de soda El Cristal, por un completo tradicional, esos de solo pan, salchicha, chucrut y mayonesa, debido a la escasez de frutas y verduras en la zona no se acostumbraba agregarle palta ni menos tomates, tampoco salsa americana, aparecieron mucho después, eso sí harto ají JB y mostaza, que nunca debe faltar como su complemento ideal, nada de ponerle kétchup, que siempre sabe repugnante. Las pocas ocasiones que viajábamos a Punta Arenas, el lugar ideal era El Lucerna o el Café Haití en calle Bories. Cuando me fui a estudiar a Valparaíso mi almuerzo obligado era un especial tomate en un local ubicado en el segundo piso del Portal Álamos en Viña del Mar. Mientras que cuando vivía en Temuco, ya sea en el Zamba y Canuta o Rapa Nui, de calle Aldunate y años después en el Ñam-Ñam, ubicado frente a la oficina de correos, en calle Prat con Por...
Crónicas, columnas, semblanzas y otras escrituras ideológicamente falsas